Un buen retrato corporativo está iluminado y compuesto profesionalmente, resaltando los mejores rasgos del sujeto y manteniendo al mismo tiempo una apariencia natural. Debe ser de alta resolución y estar bien editada, sin exceso de procesado. El atuendo del sujeto debe ser profesional y apropiado para su sector, con colores neutros que no distraigan la atención de su rostro. El fondo debe ser sencillo y discreto, para que la atención se centre en la persona. Por último, la expresión debe ser cercana y segura, reflejando la profesionalidad y personalidad del sujeto.